Blogia
PARANORMAL´S BLOG

Un hospital y unas visitas....

Un hospital y unas visitas....

1ª historia

 

 

Esto es real es más que una leyenda urbana. La locura es muy peligrosa en esta y en la otra vida.

Bien se sabe que en los hospitales hay muchas historias pues es un umbral de la muerte, mientras se esta acostado en una camilla personas con batas blancas a tu alrededor de ellos tienen el control de tu vida y cada decisión que toman puede ser benéficas o fatales para ti.

La historia comienza en un séptimo piso de un hospital en Monterrey (México), todo era normal nada fuera de lo común pero un día una enfermera sufrió la perdida de su esposo e hijos, dejándola sola llegó a pensar que había ocurrido por estar demasiado tiempo atendiendo a los enfermos.

Ella culpaba a los enfermos por su pérdida, buscó venganza en cada habitación y la situación de salud de los pacientes empeoraba y morían uno tras otro. Nadie sabía que es lo que ocasionaba la muerte de los pacientes.

Un día un doctor sorprendió a esta enfermera suministrando un medicamento dañino a un paciente, trató de detenerla pero ella se dio a la fuga, en su intento de escapar no encontró salida y se refugió en el cuarto de limpieza, se ocultó en la esquina de aquel cuarto y se cortó las venas, se suicidó.

Pasó el tiempo y todo paciente que era atendido en el séptimo piso moría por situaciones desconocidas; un paciente grito histéricamente, fue atendido de inmediato al verlo el estaba aterrorizado pues dijo haber visto una enfermera con aspecto pálido, varios pacientes doctores y enfermeras habían visto lo mismo. Así que los dueños del hospital no tuvieron más remedio que clausurar el séptimo piso.

Esto es real, aun el piso esta clausurado y si vas por el elevador al presionar el numero 7 hace caso omiso y no se puede parar en la planta. Por las escaleras las puertas están selladas para que nadie pase...






2ª historia:

Vanessa, es una joven de Gijón que estudia Terapia ocupacional . Junto con otras dos chicas alquiló un piso en la calle de los Templarios para que los gastos fueran menores.
Durante el segundo curso, Vanessa suspendió dos asignaturas y sus padres le enviaron el mes de agosto para estudiar. Una noche de verano en la que estaba sola, cuatro golpes secos sonaron a su puerta. Vanessa creyó que se trataba de algún amigo con el que salir a tomarse una copa, pero se trataba de una niña de alrededor de siete años.
La niña, de hermosos tirabuzones rubios y grandes ojos castaños miró a Vanessa y le dijo que se había perdido. Vanessa le dejó entrar, le preparó un vaso de leche y le dijo que iban a ir a la policía. Verónica le rogó que no lo hiciera esa noche pues tenía mucho sueño y quería dormir. Vanessa accedió y le preparó la cama. Por la mañana temprano cuando Vanessa iba a llevarla a la policía, entró en el cuarto y vio que la niña, llamada Verónica, no estaba.
Un año después en idéntica situación, la niña volvió a aparecer. Parecía que no había crecido nada. De nuevo Vanessa le preparó la cena y le dejó dormir pero al día siguiente Verónica volvió a desaparecer sin dejar rastro. Vanessa fue a la policía y dio todos los datos de la chiquilla pero no se habían producido denuncias ni nadie había reclamado una desaparición. Tras dar muchas vueltas, Vanessa llegó al Hospital de San Prudencio. Un hospicio para niños y niñas huérfanos. Allí la madre Sonsoles, le explicó que no tenían ninguna niña de esas características. Justo cuando se disponía a salir Vanessa del lugar, otra monja llegó con un calendario de dos cursos atrás. Allí estaba la foto de Verónica, tal y como Vanessa le había visto. - Sí ¡es ella! - gritó. Las dos monjas se miraron extrañadas - Verónica murió hace dos años.
Aquella noche, cuatro golpes secos sonaron en la puerta de Vanessa. La muchacha observó por la mirilla de la puerta. Allí estaba de nuevo Verónica, con los brazos cruzados y cara de enfadada. - Has tardado mucho en abrirme, tengo hambre y sueño - Dijo la niña. Vanessa aterrada preparó todo como lo había hecho habitualmente. Cuando acostó a Verónica no pudo soportar el terror y entró despacio a su habitación. La niña estaba totalmente arropada. Vanessa retiró la sábana y bajo ella, como un suspiró pareció desvanecerse un cuerpecito en una nube. Sobre la almohada, con letra infantil y varias faltas había una nota "Gracias por la leche y los dulces, ahora tengo que irme a llevar al infierno a las otras tres chicas que no me dejaron entrar a sus casas."

33 comentarios

3

0 comentarios