Invocacion Equivocada ....
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28 de enero 23:08
Querido diario:
Hoy me lo ha vuelto a pedir. Sí, de nuevo: parece que Julio realmente quiere hacerlo. Tal como dije ayer, le respondí un rotundo NO. Sé que es mi mejor amigo, pero me está pidiendo algo realmente desagradable...
29 de enero 23:26
Querido diario:
Al final he tenido que hacerlo. Sí, he aceptado. Sé que es una locura, pero yo soy la única persona a la que puede recurrir; voy a ayudar a Julio a contactar con Verónica, su difunta madre. Debe haber sido muy duro para él perder a la única familia que tuvo nunca.
30 de enero 23:13
Querido diario:
Lo hemos hecho. Julio y yo hemos invocado a Verónica con la ouija, en el comedor de su casa. La verdad es que ha sido bastante inquietante, sólo hemos tenido el valor de formular una pregunta al tablero: ?¿Estás ahí, Verónica?? dijimos al unísono. Lentamente, movido por alguna fuerza desconocida, el vaso con el que reposábamos nuestros dedos se deslizó por la madera hacia la respuesta afirmativa y volvió al sitio. Los dos coincidimos en que se notó una presencia en el salón, pero de alguna manera no nos sentimos nada cómodos con ella, como si no fuera amigable. Julio, dolido por el fracaso, decidió dejarlo correr y aceptar la pérdida de su querida madre. Me alegro de que sea así, nunca más volveré a tocar una ouija.
30 de enero 1:25
Querido diario:
No debí ayudar a mi amigo... No hace ni una hora, me ha despertado una terrible pesadilla. Ella... la misma chica que se me ha aperecido en el sueño... he visto su cara en el espejo al irme a lavar la cara. No lo podía creer, pero en vez de mi reflejo ahí estaba ella, mirándome... con unas tijeras ensangrentadas en la mano. He vuelto a la habitación preso del pánico, y me he dado cuenta de que Ella va en serio... su bello rostro, con una mirada diabólica y sinestra, me miraba fijamente desde los monitores de mi ordenador y televisón, aún estando ambos apagados. Entonces he cogido este diario y he salido a la calle desesperado, intentando gritar auxilio, pero sin conseguir pronunciar una palabra. El miedo me dominaba; sólo he podido correr sin rumbo con todas mis fuerzas, en vano. Caí al suelo sobre un charco, y al levantarme vi su reflejo en el agua. Pasé frente al escaparate de una tienda, y en el cristal estaba su imagen. La veía, sentía su presencia, oía sus risas maléficas en mi cerebro. ¿Qué podía hacer yo? Nada. Cuando he vuelto a ser consciente de mis actos, inmensamente agotado e incapaz de moverme un solo paso más, ya me encontraba en medio del bosque a las afueras de la ciudad. Y aquí, ilumninado únicamente por la luz de la luna llena, escribo con esfuerzo las que estoy seguro que serán mis últimas palabras. Viene a por mí, estoy seguro de que es ella la que me ha hecho venir a este lugar. Estoy seguro de que es ella la que produce esos desgarradores gritos que provienen de todos sitios a mi alrededor. Estoy seguro de que es ella la figura entre sombras que estoy viendo ahora mismo entre los árboles, acercándose poco a poco. Me matará. No se como, pero siento que va a acabar con mi vida. Je... ahora caigo. Esta no es la madre de Julio, ni mucho menos. Nos equivocamos de Verónica, querido amigo. Hemos invocado a la AMANTE DEL DIABLO, y vamos a pagarlo muy caro...
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