Unos ojos azules y una experiencia personal...

Cora era muy joven cuando esto ocurrió. Había llegado de su pueblo del interior para trabajar en el caserón de una familia importante: los Brown.
La señora Brown había tenido a su primer hijo, pero lamentablemente murió unos minutos después del parto de una manera muy extraña y sanguinaria, pero el médico decidió callar y decirle al señor Brown que se había desangrado. Pero el señor siempre lo dudó.
Contrató a Cora por recomendación de su hermana mayor, quien había trabajado en esa casa hasta el día de su boda, un poco antes del nacimiento de Damián, el precioso niño de ojos azules.
Todo iba muy bien. El señor estaba muy contento con la nueva nodriza, la casa estaba muy bien y todo estaba en orden. Todo excepto esa extraña sensación que a todos producían los ojos de Damián...
Un día, Cora se quedó completamente sola con el niño, cuando ya había aprendido a caminar, y por mucho que pasaran las horas no volvían las otras personas a la casa.
En un momento de distracción, Damián salió corriendo de la habitación.
Cora, preocupada porque pudiera hacerse daño el niño, corrió detrás de él hasta que lo encontró en la cama donde su madre lo había traído al mundo.
Ahora, nuestra joven nodriza sabía por qué no entrar en esa habitación.

Damián estaba revolcándose entre las sábanas, que nadie se había atrevido a cambiar, manchadas de la sangre de la señora. Cora, aterrorizada, se asomó un poco más.
Oyó las palabras de la criatura, entre gemidos, chillidos y bramidos que provenían de él mismo. "Lo siento mami, hiciste un gran trabajo por mí, pero me molestabas bastante y te tuve que degollar. ¡Fue tan divertido!"
La joven muchacha, temblando, sin querer dejó caer el jarrón que adornaba una mesilla junto a la pared. El niño, con el azul de sus ojos ocupando todo el cuenco, la miró fijamente y dijo "¡MAMI!"
Cora sólo pensó en huir, y en su escape hacia el patio sólo pensaba en esos ojillos azules de un niño aparentemente angelical que la estaban persiguiendo. Se detuvo contra el aljibe para tomar un poco de aire. Para su sorpresa el niño estaba ahí, sentado junto al aljibe hablando en voz baja.
"¿Por qué huyes, mami? ¿Acaso te avergüenzas de tu hijo?." Las palabras del niño tenían una voz demoníaca de fondo haciendo eco. Cora retrocedió y comenzó a gritar.
"Mami, ¿por qué gritas? ¿Es que no descansabas bien en el más allá y viniste a cuidar de tu hijito?" Los ojos se le pegaron a la mirada de la muchacha que, presa del pánico, cayó desvanecida en el suelo.

El señor Brown le despertó en una habitación.
"¿Qué hago aquí?"- pensó y luego lo preguntó.
- Estás a salvo, Cora.- La voz del señor nunca había sonado tan nerviosa.- Por lo menos por un ra...

No llegó a concluir la frase: una pequeña mano de uñas afiladas le atravesó la garganta en dos.
Cora supo que todo había acabado, y que nadie podría detener a Damián, y que cuando tuviera sus hijos de ojos azules y malvado espíritu, todo sería destrucción.
¿Has visto a Damián o a sus hijos?

EXPERIENCIAS PERSONALES:
Enviado por Carla, de Madrid
Yo era una chica estudiosa, que solía pasar tiempos y tiempos en mi habitación estudiando y en el ordenador, pero a la edad de 16 años, todo cambio.
Por las noches veía sombras, luces, voces que no entendía, se los decía a mis padres pero no me hacían caso, estaban todavía tristes por la muerte de mi hermano, que no llegué a conocer y nunca me habían hablado de él.

Pasaban los días, y debo decir que me acostumbré, y un día llegué a ver a un niño, putrefacto, de unos 5 años, me miraba fijamente, esa mirada aun no la he olvidado.

Por casualidad, un día mirando fotos de album vi fotos de mi hermano que murió, y me quede sin palabras, el niño que yo veía era mi hermano, que murió ahogado en una playa por descuido de mis padres
Aun de vez en cuando creo que mi hermano me viene a visitar