Tu otro yo. Detrás del espejo
Os voy a contar una pequeña historia, un cuento que pasó hace unos años en un día como este.
Fue por la mañana, que una chica, llamémosla Ángela, se aburría en su casa y decidió maquillarse y hacerse pruebas en la cara con el colorete y todo eso. Pues, mientras se pintaba los ojos, se le escapó la mano y le salió mal. Entonces se giró para coger una toallita mojada para limpiárselo. Cuando se volvió otra vez hacia el espejo, lo hizo tan rápidamente que tuvo tiempo de ver como una cara pálida y blanca como el papel desaparecía, situada justo donde tenía el pelo por detrás. Tuvo tal impresión y susto que al instante cayó al suelo. Al despertar, vio “algo” borroso como la niebla que la envolvía, y sintió un frío gélido. Aquella “cosa” informe la arrastró hacia ella y algo pasó en el baño entonces, pero al instante que la “cosa” cogía a Ángela, su corazón dejaba de latir, pareciendo que durmiera con una sonrisa en los labios. Lo último que sintieron sus oídos fueron los gritos de su madre al otro lado de la puerta que gritaban:
- ¡Ángela! ¡Ángela! ¿Estás ahí? ¡Responde!
Dicen que si estas de espaldas a un espejo y te giras repentinamente, algunas veces se te aparece tu otro “yo”, una parte de ti que no conoces, la parte malvada y diabólica. Si tienes la mala suerte de encontrarte con ella, pues… dicen que te ocurre lo mismo que a Ángela
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