HISTORIA,LEYENDA Y EXPERIENCIA PERSONAL
Historia:
Una fría noche del mes de Noviembre, yo y mis amigos nos disponíamos a salir, como otra cualquiera en busca de nuevas emociones.
Nos parábamos en todos los pueblos próximos al nuestro en cada uno bebíamos un cubata o algo que hiciese que la adrenalina subiese.
Nadie me hizo caso cuando les dije que había visto algo al otro lado de la carretera.
Lo que paso, seguramente no se me olvide en la vida.
Me separé del resto del grupo para fumar un cigarro, necesitaba refrescarme un poco, evadirme de las voces y las risas.
Iba caminando y dando caladas al trozo de papel que se quemaba entre mis dedos, levante la vista y allí estaba. Era algo que no sé como describirlo; sólo sé que era una imagen terrorífica.
Era una mujer, con la cara totalmente devorada por el fuego, su ropa estaba vieja y rota, y su piel…Su piel era tan blanca que deslumbraba.
Me asuste tanto que decidí retroceder…Pero al intentar hacerlo tropecé y caí al suelo golpeándome fuertemente la cabeza, algo aturdido me levanté y fui avanzando a trompicones hasta mis demás amigos.
Cuando llegué a ellos la cara la llevaba cubierta de sangre y mi respiración era terrorífica.
-Eh tío, Que Halloween ya ha pasado- dijo uno de ellos riendo.
Les ordené subir al coche y en un intento de huída la imagen de la mujer apareció en el retrovisor del coche.
Me asusté tanto que el coche volcó fuera de la carretera.
Todos mis amigos y yo sufrimos secuelas físicas, la mayoría están inválidos y con secuelas mentales y los que tuvieron suerte, como yo, podemos vivir y tener uso de razón para contarlo.
Hace años que miro el periódico y accidentes similares han pasado en ese mismo pueblo, desde entonces se le llama el pueblo maldito.
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Leyenda Urbana:
Se dice que si te pones a las 12 de la noche en medio de 2 espejos y dices *candido* 6 veces, aparece una mujer y te mata de forma bestial, otra leyenda estilo Verónica.
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EXPERIENCIA PERSONAL:
Esto me lo contó mi madre hará cosa de unos 6 años más o menos. Siempre que de pequeña me quedaba en casa de mi abuela a dormir, notaba una extraña presencia. Nunca le di importancia, pues jamás he creído en fantasmas ni nada de esto.
Un día mientras mi madre y yo veíamos un reportaje en la tele, salió un caso muy parecido a lo que le pasó a ella con mi edad [16 años].
Me contó que la dueña de la tienda de golosinas que hay en la esquina de mi finca, tenía cáncer y los últimos días de vida que le quedaban se las pasaba haciendo sillas para el hogar. Esa mujer tenía dos características que la definían, una era que siempre llevaba un vestido largo y negro hasta los tobillos, y la otra, que tenía el cabello largo y canoso hasta la cintura recogido con un moño enorme. Dos semanas antes de la muerte de esta mujer, hizo unas sillas preciosas, las cual mi abuela vio y se enamoró.
Pasaron dos semanas y lamentablemente, esta mujer murió a causa de su cáncer. Uno de sus hijos encontró una notita que decía:
“Rosario recuerdo que me dijiste que te encantaban mis sillas, ahora tras mi muerte, quiero que te las quedes.”
A mi abuela le daba un poco de cosa llevarse las sillas, pues era un recuerdo y no quería arrebatárselo a la familia, pero era lo que ella quería así que se las llevó.
Puso una silla en el recibidor de casa, una en la habitación de matrimonio, otra en el salón y otra en la habitación pequeña, es decir, la de mi madre.
Una noche, sobre las 3 de la mañana, mi madre escuchó una voz que la llamaba…
“Milagros…Milagros…”
Mi madre asustada se levantó y clavó su mirada en la silla. Sintió un escalofrío y vio una gran silueta de una mujer mayor, con un largo vestido negro y un moño enorme recogido.
Cuando yo iba a casa de mi abuela sentía escalofríos al entrar en esa habitación. Hace cosa de 2 años tiramos esas sillas a causa de la enfermedad de mi abuela, pues necesita más espacio en la casa. Desde entonces, las sensaciones de frío y miradas que me observan han desaparecido
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