LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

Los licántropos habitaban en mi ciudad desde hace más de seiscientos años. Fueron exterminados, sin embargo, por la gente no supersticiosa, la gente que no se creía que realmente existieran. Los fueron eliminando poco a poco, hasta que creyeron que no quedaba ninguno más… creyeron.

Esto pasó en Madrid, año 2005. Julia estudiaba en su casa para los exámenes del colegio, muy ocupada. Los deberes, los exámenes, las actividades extraescolares… que estrés.
En un momento, salió a comprase una libreta nueva, ya que la que tenía estaba llena de apuntes. Fue a la librería más cercana, y se compró una bonita libreta verde con flores azules. Mientras la pagaba, se dio cuenta de que no estaba la dependienta que ella conocía, sino que había otro dependiente. Nunca lo había visto. Era un señor grande, con el pelo blanco y la espalda encorvada ligeramente. Como tardaba mucho en darle el cambio (contaba las monedas, las guardaba y las volvía a contar), para decir algo, comentó:
- Nunca le había visto, en esta tienda.
El hombre la miró y no dijo nada. Siguió a su trabajo. Distraída, continuó:
- Es nuevo, ¿señor?
Negó con la cabeza.
- ¿Está enferma, la dependienta habitual?
Volvió a negar.
- Estamos solos. – dijo con voz grave.
Sorprendida, miró a su alrededor. Sólo estaba ella en la tienda. Asintió y dijo:
- Ya lo sé.
- Estamos solos. – volvió a repetir.
Entonces, abrió la boca y dejó al descubierto un par de colmillos gigantescos. Julia se sobresaltó y se hizo atrás. El señor, salió de detrás del mostrador y, sin que Julia tuviera tiempo de gritar, le clavó los dientes, mientras se convertía en una mujer lobo…
Este no fue la única ni última actuación de los licántropos. Cerca de Barcelona, un niño de nueve años fue atacado por uno de ellos mientras jugaba al parque, en un momento que su abuelo había ido a buscarle la pelota. En 2007, a una mujer embarazada le sacó el hijo un licántropo, y se lo comió justo después de haberlo sacado.
No sabemos exactamente cómo distinguir a los licántropos, ya que hay de varias clases. Pero los más comunes (aunque no hay demasiados) son los que mejor se esconden. Tienen mucho pelo en la zona pectoral y unos ojos grandes negros. A veces, pueden llegar a ser alumnos de un colegio que sacan muy buenas notas. Se camuflan entre la gente perfectamente, pero cuando tienen la oportunidad… la aprovechan. Así que no os confiáis mucho del vecino…