HISTORIA
Laura abre mucho los ojos y profiere una exclamación de sorpresa.
- ¡Oh!
Se tapa la boca con la mano para reprimir las náuseas, y cierra con fuerza los ojos para volverlos a abrir, por si aquella horrible visión ha desaparecido. Pero no, sigue allí, como si hubiera estado así toda la vida. El cuerpo sin vida de su gemela, Ángela, está tirado al suelo del comedor, con los ojos abiertos y las pupilas dilatadas, los pelos de color caoba envolviéndole la cara y una expresión de terror profundo. Su rostro está pálido, sin una gota de sangre a su cuerpo, seco. Tiene una mordedura en el cuello todavía roja, pero no de sangre porque ya no le queda, sino de… el pintalabios rojo oscuro que lleva puesto Laura.
Laura y Ángela han sido siempre unas gemelas muy distintas: Laura, atrevida y popular, guapa y deslumbrante, con sus labios pintados sombra en los ojos, arrasaba la pista de baile. Ángela, callada y temerosa, se quedaba en un rinconcito para esconderse de los peligros. Pero con sus diferencias, las chicas se entendían y eran buenas amigas. Ahora, Laura está de pié al lado de la puerta del comedor mirado el cuerpo de su gemela y amiga tirado de cualquier manera. , piensa. . ¿Pero como se explica eso? No recuerda haberlo hecho. Sólo recuerda que su madre las ha dejado solas un momento para ir a casa de una amiga, su hermano está de campamentos, y su padre en el trabajo. Recuerda que ella se ha quedado en su habitación mientras Ángela hacía los deberes de verano en el comedor. Y recuerda una hambre que se ha apoderado de ella, que la consumía por dentro…que bajó al comedor para comer algo…y no recuerda nada más. Habrá mordido a su propia gemela hasta matarla, ¿para sacar su sangre?
Temblando, llama a su madre al móvil. Cuando lo coge, le dice que ha encontrado el cuerpo de su hermana muerta. La madre, chillando, acude a casa deprisa. Desconsolada llora sobre el cuerpo de su hija en vaqueros cortos y camiseta sin mangas azul. Los médicos se extrañan de la muerte de la chica, sin sangre al cuerpo. Pero ahora no hay pruebas contra Laura, porque el pintalabios lo ha limpiado antes, sin dejar señal alguna. Está totalmente confusa.
Dos días después del entierro de su gemela, Laura vuelve a tener aquella hambre tan fuerte, como nunca había tenido. ¿Qué es eso? ¿Qué me está pasando? ¡No puede controlarse, debe comer algo inmediatamente! Pone los sentidos en estado de alerta, y oye cono la sangre corre por las venas de algún ser cerca de ella. ¡Dios mío, es su padre! No le puede hacer eso a su padre, también… ¡es demasiado inhumano! Pero el hambre puede con ella, y se agacha de cuclillas para saltar al cuello del hombre, que sorprendido por el ataque, ahoga una exclamación. Laura le muerdo con fuerza el cuello blanco, y empieza a beber con ansia. ¿Pero qué le está ocurriendo? ¡Ella no es así! ¡No es un vampiro! ¿Por qué actúa de ese modo? Cuando termina con su padre, se limpia la sangre de la barbilla, y aterrorizada se va corriendo de su casa. Corre por las calles desiertas, desesperada. ¿Qué le ocurre? No lo sabe. Desesperada, ve la orilla de un río. Se para a pensar. ¿Y si…? Es una locura. Pero es la única solución. Un pescador está agachado, concentrado pescando. Sigilosamente se acerca por detrás y le muerde el cuello. ¡Ya basta, Laura! Contrólate. Quiere beber más sangre, pero su mente le dice que no, que debe parar o se volverá una asesina. Pero ya lo es.
Con lágrimas en los ojos, se vuelve hacia el río. ¿Funcionará? Lo debe probar. Se quita el jersey y la falda. Lentamente, entra en el río, en aquél torbellino de aguas…ni siquiera siente el frío. Se estremece al pensar lo que está apunto de hacer. No, no debe pensar en nada, ahora. Sólo debe actuar.
Se sumerge en el río y deja que la aborden los recuerdos. Ella de pequeña, con su hermana, vestidas las dos igualitas, cogidas d la mano…Ella, más grande, llevándole el anillo al altar a su prima mayor. Su hermana abrazándola cuando ganó el concurso de atletismo. Ella, llorando de desconsuelo en saber la trágica notícia de la muerte de su abuela.
Menea la cabeza para hacer marchar esos pensamientos. Cierra los ojos, y se deja llevar por el corriente de agua, que la conduce directamente hacia la grande cascada, que salpica toda la orilla. Ya puede oír el ruido del agua…
Minutos más tarde, otro pescador aparece allí. Lo último que puede ver de Laura es su cuerpo cayendo por la inmensa cascada, en picado, como si volara…
FIN
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