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PARANORMAL´S BLOG

PARTE 1/3 DE UNA HISTORIA

PARTE 1/3 DE UNA HISTORIA

Vamos a empezar por el final. El final, es mi muerte, mi cadáver vestido con el pijama de dormir, estirado en la cama, pero con la boca abierta y ensangrentada, en la insonora habitación del tercer piso, el que está a la izquierda de la imagen, del hotel Masorra, en Malgrat de Mar.
Ahora que ya sabéis el final, vamos por el principio. Yo soy nativo de Gran Bretaña, concretamente de la siempre nublada capital Londres. Decidí que como tenia ahorradas unas cuantas libras, podría ir de viaje a algún lugar de playa por Cataluña. Estuve pensando mucho tiempo y mirando mapas durante horas, pero no me decidía por ningún pueblo, si es que todos los nombres de la zona costera me parecían idénticos, la mayoría acabados en " de Mar".
Fui a cambiar mis libras al banco, ya que en Cataluña se usan los euros. Ya que estaba, le pregunté al del banco, si había viajado por Cataluña, me dijo que no, pero que sabia una leyenda sobre el hotel Masorra de Malgrat de Mar, sí señor, uno de esos pueblos que me suenan todos igual acabados en "de Mar".
Le pregunté cual era la leyenda, pero no me respondió, se quedó blanco como la leche, y parecía como si se hubiera muerto al instante, los ojos sacados de las órbitas, paralizado, intenté hacerle algún gesto pero no respondía, al momento se despertó de esa gran empanada mental que se había hecho el señor del banco, pegándome un susto de muerte.
Salí curioso, porque no me quiso explicar la leyenda sobre el hotel de Malgrat de Mar, y sentí más curiosidad aún por lo que debía estar pensando el señor del banco mientras estaba inmóvil como un cadáver.
Pues tan curioso me sentí, que decidí coger un billete de avión hacia el aeropuerto del Prat de Llobregat, para después pillar el primer autobús que vaya hacia hasta ahora desconocida para mí Malgrat de Mar.
Ya allí, un lugar muy bonito de ver, las aves haciendo esos ruidos que crean un ambiente tan playero, si es que no me lo creía, por primera vez unas vacaciones decentes, jo/er!
Siempre iba a sitios pésimos, en albergues de mala muerte, y ahora, estaba en este lujoso hotel esperando a que yo llegara con cara sonriente y para pasar unas vacaciones de lujo, sin hacer nada, solo disfrutar de la playa, de la costa, del mar, de miles y miles de chicas esperándome en la playa. Esperándome es solo un dicho, ya que, en realidad, no me esperaba ninguna, solo iba a mirarlas, haciendo topless y eso...
Ya entrando en el hotel con las dos maletas bien cogidas, ya que bien sabéis los que habéis ido por esos lares, cualquier sin vergüenza te las podía robar en un suspiro, sin que te enterases de nada. El recepcionista, me miró como mira seguramente a todos los que pasan por allí, una mirada tipo "mira otro turista que viene a dejarse la pasta", pues sí, yo soy ese turista que me voy a dejar la pasta que llevo ahorrando durante tres años infernales trabajando, arreglando los jardines de Hyde Park.
Pues fue tan mala mi suerte, que la habitación que había reservado, no coincidía con mi nombre, lo que es lo mismo, me cagué en la madre que me parió.
El recepcionista me mandó a hablar con el jefe del hotel: saludos cordiales, charla intensa y todo arreglado, al final, me dio hasta un trago de su licor "especial para invitados de lujo" según él. Yo creo que era el típico licor de mier/a que te dan para que te calles la boca.
Total, yo en mi habitación, con bastante curiosidad claro, pues ahora mismo me estaba acordando de las dichosas palabras del señor del banco, ese que me había puesto los pelos de punta, el muy cabr/n.
No sé por qué, pero no me sentía muy bien, miré de echarme un tiempo en la cama, hablando yo solo, ¿porque me tenía que sentir mal ahora? No me podía sentir mal cuando trabajo y así darme de baja no... tenía que sentirme mal en ese preciso momento.
Tan mal me sentí, que fui a abrir la ventana, brisa marina, el cielo azul, las olas del mar ondeando, algún barco a lo lejos, el sonido de las gaviotas volando por delante mio, algunos surfistas novatos intentando hacerse los chulos delante de esos preciosos traseros que habían delante de ellos...
Vi que debajo la ventana, en la calle, una chica me saludaba, me hacía gestos con los brazos, la miré mejor, ya que no sabía que mier/a me intentaba decir, me entró vértigo de repente, tenía los ojos rojizos, como casi llorando, y empezó a desnudarse, yo intenté decirle que no lo hiciera, seguramente no me oía, ya que no me hacia ni caso. De repente pasó un coche y la atropelló, la pobre chica salió volando, yo, exaltado, salí de la habitación corriendo hacia la recepción, fui directamente a fuera para ver si había venido la ambulancia o algo.
Cuando salí me sentí muy, muy confundido, no había nadie, ni rastro de la chica, ni rastro del coche, ni rastro de nada.


CONTINUARÁ

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