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PARANORMAL´S BLOG

EL PIANO

EL PIANO

En casa del abuelo hay un piano. Es muy antiguo, de los primeros que se construyeron, dice mi abuelo. Madera buena, teclado resistente… aunque no se por qué lo tiene, si él no sabe tocarlo. Me dice que es un regalo de un colega suyo, el coronel nosequé. Se ve que fue amigo de varios coroneles, comandantes y capitanes. La abuela murió hace tiempo, por eso el abuelo ahora vive solo en esta casa tan grande y vacía para él, donde se esconden muchas habitaciones y secretos por todas partes.
Un día, mis padres me dejaron en casa del abuelo. Él, me miró con la frente fruncida y me dijo que no me acercara al piano, como siempre. No quería que lo estropease con mis dedos torpes. Por la noche, oí una música suave y triste del piano. ¿Era el abuelo? ¡No me había dicho que tocara tan bien! Fui en silencio hacia el piano, pero cuando llegué, ¡sorpresa! No había nadie y la música había cesado.
Aquél día, el abuelo salió a jugar al domino con unos amigos. Cuando me quedé solo en casa, no pude resistir la tentación y fui hacia la habitación donde estaba el piano. ¡Que pasada! Era precioso. Y no estaba nada sucio… Mis dedos se pusieron sobre el teclado, y sin querer, empecé a tocar notas sueltas, ya que no sabía tocar el piano. Pero entonces ocurrió algo asombroso: mis dedos empezaron a tocar una triste melodía, que llenó la casa de un sonido tenebroso. Esto no me gustó. ¡No podía sacar las manos del piano! Mis dedos estaban como poseídos… De repente “algo” salió de piano, como humo. Era una silueta blanca, de mujer. Tenía un rostro triste y bonito, pero había algo… Tenía una grande herida en la frente, donde debería sangrar, pero no lo hacía. ¿Era un espíritu? En el pecho, tenía un gran vacío. Me miró mientras yo todavía no paraba de tocar, y con una voz extrañamente musical y triste, dijo:
- No deberías haber tocado mi piano. Ahora me has despertado de mi largo sueño, y estoy enfadada.
Mis dedos ya no tocaban una melodía triste. Ahora era una canción rápida, que cada vez aceleraba más el ritmo. No podía parar, y me estaba cansando mucho. Nunca imaginé que pudiera llegar a odiar tanto un piano. La chica reposó sobre la tapa del piano, y se quedó mirándome.
- Pe… perdóname – dije yo, apenas pudiendo respirar. – No lo sabía…
Ella sonrió tristemente, y respondió:
- Yo tampoco sabía que el coronel me iba a asesinar.
Y luego me explicó:
- El Coronel Mayor era mi amante. Me hacía regalos, componía canciones para mí, era muy bueno. Yo caí en su trampa y dejé que me alabara con estos regalos absurdos. Un día, el Coronel me regaló éste piano. Me hizo mucha ilusión, porque siempre había querido tocarlo, y enseguida empecé a ensayar. Sonaba de maravilla, un sonido dulce y afinado. Pero… ¡pobre de mí! El coronel me traicionó. Mientras yo tocaba, cogió una hacha y me la clavó en el corazón. Pero yo no me rendí ahí. Siendo un espíritu, cogí el piano y me lo llevé lejos, siempre conmigo… hasta que tu abuelo lo cogió y se lo quedó. Él sabe de mi existencia, y me cuida bien. Pero debería haberte advertido mejor…
Yo estaba aturdido. La mujer se inclinó sobre mí, y cuando yo ya cerraba los ojos, llegó el abuelo.
- ¡Esmeralda! Deja el niño en paz, por favor. Él no lo sabía…
Miré suplicante al abuelo, y éste me cogió las manos y me las levantó de teclado. ¡Qué alivio! Ahora mis dedos estaban libres, ya no se movían. La música había parado. Esmeralda, la mujer, parecía furiosa.
- Pero, ¡Diego! ¡Me ha despertado! Quiero alguien ahora mismo. Si no es él, ¡ven tú conmigo! Pero quiero a alguien que venga conmigo.
Yo ya me había levantado e iba despacio hacia la puerta para desaparecer de la vista, pero entonces el abuelo suspiró y dijo:
- Está bien. Niño, ven hacia aquí.
Aterrorizado, me quedé quieto. ¡El abuelo no podía estar haciéndome esto!
- Te digo que vengas. – repitió, esta vez más fuerte.
Como no reaccionaba, me cogió él mismo y me entregó a la mujer. La última cosa que vi en este mundo fue la sonrisa de Esmeralda. Ahora, estoy con ella para siempre, dentro del piano… que el abuelo vendió. No, no sé dónde se encuentra ahora el piano… pero puede que estés apunto de desvelar este secreto, si lo tocas.

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